La Playa Maldita

 Era una noche de verano en una pequeña playa aislada, donde el murmullo de las olas y el crujir de la arena bajo los pies eran las únicas voces que rompían el silencio. Un grupo de amigos decidió disfrutar de una fogata en la playa, rodeada por altos acantilados y densos bosques.

A medida que la noche avanzaba, los jóvenes compartían historias de terror, riendo nerviosamente mientras la luz parpadeante de la hoguera proyectaba sombras inquietantes en la arena. Uno de ellos mencionó una leyenda local que hablaba de un antiguo ritual oscuro que se realizaba en esa playa, destinado a convocar espíritus malignos.

Intrigados y cautivados por la idea de lo sobrenatural, decidieron probar el ritual como un juego, convencidos de que no habría consecuencias reales. Siguiendo las instrucciones encontradas en una antigua historia, trazaron símbolos en la arena y recitaron palabras en un lenguaje antiguo.

Rieron nerviosamente mientras hacían el ritual, sin creer realmente que algo sucedería. Pero, para su sorpresa, una ráfaga de viento helado sopló desde el mar, apagando la fogata. La playa quedó sumida en la oscuridad, y los amigos sintieron una presencia opresiva que les hizo temblar de miedo.

En ese momento, las sombras que se proyectaban en la arena comenzaron a moverse por sí mismas, tomando formas humanas y monstruosas que danzaban en torno a ellos. Los amigos se miraron horrorizados, incapaces de creer lo que veían.

La figura más grande y oscura se elevó desde la arena y se dirigió hacia ellos. Tenía unos ojos brillantes y fríos que parecían mirar directamente al alma. Cada palabra que salía de su boca era un susurro escalofriante, dejando a los amigos sin aliento.

El grupo de amigos intentó huir, pero algo los mantenía atrapados en la playa. La figura misteriosa se burlaba de ellos, mencionando secretos oscuros que solo ellos conocían, recordándoles sus peores acciones y pensamientos.

Uno a uno, los amigos comenzaron a desaparecer en la oscuridad, sin dejar rastro. Cada vez que alguien desaparecía, el viento aullaba con una risa burlona y una sensación de desesperación llenaba el aire.

Finalmente, solo quedó una amiga, paralizada por el terror y la culpa. La figura oscura se acercó a ella, susurrándole al oído, prometiéndole que nunca podría escapar de su pasado. La joven se hundió de rodillas, sollozando, mientras la presencia oscura la envolvía por completo.

Al día siguiente, cuando el sol iluminó la playa, no quedaba rastro del grupo de amigos ni de la figura oscura. La playa volvió a estar tranquila, como si nada hubiera ocurrido, pero aquellos que se aventuraban a pisarla podían sentir un escalofrío en la espalda, recordando la noche en que las sombras cobraron vida y consumieron a quienes se atrevieron a convocar lo desconocido. Desde entonces, la playa fue evitada por los lugareños, considerándola un lugar maldito y embrujado por los espíritus vengativos que una vez fueron invocados.

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